El estrés del hombre contemporáneo

Por Sergio Peña y Lillo Lacassie

Sin duda que el hombre moderno, particularmente en las grandes ciudades del mundo occidental, está sometido a múltiples tensiones y exigencias que dan origen a lo que se ha llamado el "Estrés Urbano". No obstante, con frecuencia se afirma - erróneamente - que éste sería una "enfermedad propia y característica de nuestra época".

En realidad, el estrés - en sí mismo - no constituye ninguna patología y sólo corresponde a una reacción biológica normal, común al hombre y a los animales, que permite una mejor adaptación a los estímulos cambiantes del entorno y, sobre todo, que prepara a los mecanismos defensivos del cuerpo para una respuesta más eficaz ante las situaciones que implican un peligro y una amenaza.

Fisiológicamente, corresponde a una activación del sistema hipotálamo / hipófiso / suprarrenal, que - a través del incremento sanguíneo de glucosa, adrenalina y cortisona - aumenta el potencial reactivo del organismo, ya sea para enfrentar o eludir la condición de riesgo ("Ataque" o "Huida" de Cannon).
Pero, en el hombre contemporáneo - salvo casos de guerra o de catástrofe natural - lo que desencadena la respuesta de estrés no es ya el riesgo de la propia vida, sino el temor de un menoscabo en los propósitos y anhelos con que cada individuo identifica su proyecto personal. En el hombre, además, a diferencia de los animales, aunque el estrés no corresponde a una anormalidad, cuando es demasiado intenso o prolongado, puede desencadenar - en personas predispuestas - cuadros psicosomáticos o trastornos angustiosos, fóbicos y depresivos.

Ahora, en el marco hedonista de nuestra cultura actual, que sólo valora lo más banal y periférico de lo humano - el éxito competitivo, el placer fácil, el consumismo innecesario, los logros materiales y el prestigio social - lo estresante no surge ya del natural deseo de paz y bienestar, sino de la incertidumbre pusilánime de una posible pérdida del status y de esa auto imagen que se nutre de las meras apariencias y de la estimación ajena.