La salud mental y el trabajo

Por Policarpo Marchesini

El trabajo constituye una actividad humana a través de la cual el hombre es capaz de modificar y transformar el medio ambiente, con el objeto básico de lograr la subsistencia y conservación de la vida. Por otra parte, representa una forma de relacionarse con el medio, ya que, mediante el trabajo, el individuo continúa el proceso de socialización iniciado en el hogar y en la escuela, insertándose en el contexto social más amplio.
El trabajo es en esencia una actividad aprendida y la capacidad para trabajar implica un proceso evolutivo, en el cual se desarrollan las habilidades con las que se nace, que son a su vez condicionadas por costumbres, exigencias sociales y por la cultura (1).

La actividad laboral es una de las funciones centrales de la edad adulta, nos proporciona la posibilidad de desarrollar al máximo nuestras potencialidades, lograr satisfacciones y bienestar y es también un medio para obtener compensación económica. Así, el trabajo contribuye al desarrollo personal, asigna roles y define la identidad individual.

A su vez, el trabajo puede originar problemas, conflictos y exposición a riesgos, los que provocan malestar y fomentan la posibilidad de afectar la salud física y mental.

A través de los años, el constante desarrollo tecnológico ha puesto al servicio del hombre innumerables bienes de consumo, ha transformado la naturaleza y ha cambiado los valores del trabajo, promoviendo una continua reestructuración de la vida. Ello ha conducido a la creación de nuevos oficios y profesiones, con diferentes sistemas laborales y cambiantes estructuras sociales, cada vez mas complejas y que exigen al ser humano, una adaptación rápida y eficiente a los cambios.

Esta situación ha determinado consecuencias biológicas, psicológicas y sociales, que pueden generar condiciones de riesgo para la seguridad y la salud del trabajador, con la consecuente presentación de accidentes y/o enfermedades físicas o mentales (2, 3).

Los factores de riesgo derivan de las condiciones de trabajo, por una parte, y de la vulnerabilidad individual, por otra.

Las condiciones de trabajo se refieren directamente a la relación que existe con el puesto de trabajo y con las características de una determinada organización y/o empresa. En este aspecto, influyen también los condicionantes del sistema social y económico imperante (4).

Los factores del ambiente físico se relacionan con las múltiples condiciones físico-ambientales, que exigen al individuo un continuo esfuerzo de adaptación. Ejemplos de ergonomía y prevención de riesgos son el diseño y habilitación de plantas y oficinas, el diseño de maquinarias y herramientas, la iluminación, la humedad, la temperatura, el ruido, las vibraciones, la exposición a sustancias químicas, gases, y polvos tóxicos, como también la peligrosidad de la faena.