La adicción al sexo

Los adictos al sexo siempre se asocian con Don Juan. Las mujeres en este caso quedan de lado, pero el razonamiento es válido para ambos sexos. Unamuno definía el asunto de la siguiente manera: “La obsesión sexual en un individuo delata, más que una mayor vitalidad una menor espiritualidad. Los hombres mujeriegos son de una ordinaria mentalidad muy baja y libres de inquietudes espirituales. Su inteligencia suele estar en el orden de la inteligencia del carnero, animal fuertemente sexualizado, pero de una estupidez notable”.

Hoy día el enfoque filosófico, por lo demás muy ingenioso, ha sido superado por la ciencia. El concepto no da cabida a la ironía y cede el paso a la enfermedad: La adicción al sexo es un trastorno en el cual la vida de la persona queda supeditada al deseo erótico, lo que implica que el afectado no puede disfrutar de una vida con alternativas como ir al cine o trabajar libre de estas ideas.

Juan Carlos Kusnetzoff, director del Programa de Sexología del Hospital Clínicas de Buenos Aires precisa el concepto de la siguiente manera: “Es alguien que calma su ansiedad o intenta mejorar su autoestima a través de una conducta sexual adictiva. Y en casos de abstinencia sufre de una irritación extrema, que incluso puede llegar a desembocar en violencia.

Al igual que cualquier otra adicción, la del sexo no tiene cura. El único tratamiento es mantenerla bajo control, dice Kusnetzoff quien plantea tres alternativa para lograr este objetivo: El uso de sedantes en casos extremos; la administración de medicamentos homeopáticos y una psicoterapia que le facilite a cada sexoadicto rastrear sus propios caminos.