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El fumar durante el embarazo

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El fumar durante el embarazo

Nota 23 Feb 2010

En la actualidad, el 12 por ciento de las mujeres de todo el mundo fuma cigarrillos. En los países desarrollados, suman alrededor de un 24 por ciento y, en los países en desarrollo, un 7 por ciento. En Estados Unidos, las mujeres que fuman representan un 23 por ciento y muchas de ellas lo hacen incluso durante el embarazo. Esto se ha convertido en un grave problema de salud pública dado que el fumar durante el embarazo suele ocasionar serios problemas de salud para el recién nacido.

Además, el cigarrillo es perjudicial para la salud de la mujer. Las estadísticas de lo que sucede en Estados Unidos son contundentes: actualmente alrededor del 13 por ciento de las embarazadas fuma. Si todas ellas dejaran el cigarrillo, la mortalidad infantil reduciría un 10%, según estimaciones del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos. El humo del cigarrillo contiene más de 2.500 productos químicos. No se sabe con certeza cuáles son nocivos para el desarrollo del feto, pero se cree que tanto la nicotina como el monóxido de carbono son la causa de los malos desenlaces de algunos embarazos.

¿Qué daños provoca el cigarrillo en el recién nacido?

Fumar prácticamente duplica el riesgo de tener un bebé de bajo peso. En 1998, el 12 por ciento de los bebés nacidos de madres fumadoras en Estados Unidos nació con bajo peso, en comparación con el 7,2 por ciento en el caso de las no fumadoras. Los bebés de bajo peso, es decir, de menos de 5,5 libras (2,5 kg), tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud serios durante los primeros meses de vida, incapacidades crónicas (tales como parálisis cerebral, retraso mental y problemas de aprendizaje) e incluso la muerte. Estas consecuencias pueden ser devastadoras, y representan un costo emocional y económico muy importante para las familias y las comunidades.

El bajo peso al nacer puede ser el resultado de un crecimiento intrauterino deficiente, de un parto prematuro o de una combinación de ambos. Se sabe desde hace tiempo que el cigarrillo retarda el crecimiento fetal, y estudios recientes sugieren que aumenta el riesgo de parto prematuro (antes de las 37 semanas de gestación) en alrededor de un 30 por ciento. Sin embargo, si una mujer deja de fumar antes de la 16a semana de embarazo, tiene prácticamente las mismas probabilidades de tener un bebé de peso normal que la mujer que nunca fumó. Y, aun cuando la mujer no haya podido dejar de fumar durante el primer o el segundo trimestre, dejar de fumar en el tercero puede mejorar las posibilidades de crecimiento del bebé.

Las mujeres embarazadas que no fuman deben evitar la exposición al humo de otras personas. Los estudios sugieren que la exposición constante al humo de los fumadores también puede reducir el crecimiento fetal y, en consecuencia, aumentar las probabilidades de tener un bebé de bajo peso.

Aunque se sabe que el cigarrillo puede aumentar este riesgo, estudios recientes demuestran que, además, puede contribuir a ciertas malformaciones congénitas. Uno de ellos constató, por ejemplo, que los fetos con una predisposición genética tenían mayores riesgos de desarrollar labio leporino y/o paladar hendido (una abertura en la parte superior de la boca o en el tejido blando de la parte posterior) si las madres fuman durante los primeros tres meses del embarazo.

¿Puede el cigarrillo provocar complicaciones durante el embarazo?

El cigarrillo se asocia con una serie de complicaciones del embarazo. Todo parece indicar que fumar en los primeros meses aumenta el riesgo de un embarazo ectópico, en el que el embrión se aloja en las trompas de Falopio o en otros sitios que no son el útero. Salvo algunas excepciones, estos embarazos no llegan a término y el feto debe ser extraído quirúrgicamente o mediante un tratamiento a base de drogas para proteger la vida de la madre. Además, fumar puede aumentar el riesgo de un aborto espontáneo.

Aparentemente, el cigarrillo también duplica el riesgo de que se produzcan complicaciones de la placenta (que suelen ocurrir en alrededor del 1 por ciento de los embarazos). Entre ellos figuran la placenta previa, cuando la placenta se ubica en una posición muy baja en el útero y cubre parte o todo el cuello, y el desprendimiento de la placenta, en la que la placenta se separa de la pared uterina antes del parto. Ambas complicaciones pueden derivar un parto que pone en peligro la vida de la madre y del niño. No obstante, es posible evitar el riesgo de muerte con un parto por cesárea. Los problemas de la placenta aumentan levemente el riesgo de parto de un feto muerto, algo que se asocia con el cigarrillo.

¿Afecta el cigarrillo la fertilidad?

Fumar puede provocar problemas de reproducción incluso antes de que la mujer quede embarazada. Los estudios demuestran que las mujeres que fuman suelen tener más problemas que las no fumadoras para concebir. Un reciente estudio realizado en Dinamarca comprobó que las mujeres que fumaban tenían un 30 por ciento menos de probabilidades de concebir en el transcurso de seis meses (lapso que duró el estudio) que las no fumadoras. El cigarrillo provoca también cambios en el esperma del hombre y reduce su fertilidad.

¿Causa el hábito de fumar de los padres algún otro problema a los bebés o niños pequeños?

Los bebés de madres fumadoras tienen el doble de probabilidades de sufrir el síndrome de muerte infantil repentina que los bebés de las no fumadoras. Los bebés expuestos al humo del cigarrillo después de su nacimiento también tienen mayor riesgo de sufrir muerte súbita, aunque los estudios sugieren que la exposición durante el embarazo representa un riesgo mayor.

Los niños expuestos al humo del cigarrillo antes del nacimiento también tienen mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas como el asma. Los hijos de madres que fumaron durante el embarazo suelen tener también mayores problemas de conducta y aprendizaje. Un estudio reciente reveló que los varones cuyas madres fumaron durante la gestación tienen cuatro veces más probabilidades de tener serios problemas de conducta que los hijos de las no fumadoras. Los estudios sugieren además que los hijos cuyas madres estuvieron regularmente expuestas al humo de otras personas durante el embarazo también pueden tener un mayor riesgo de sufrir problemas de aprendizaje y conducta.

¿Financia March of Dimes la investigación sobre los riesgos del cigarrillo durante el embarazo?

Hace mucho tiempo que esta institución respalda la investigación sobre estos riesgos. En la década del 70, investigaciones financiadas por March of Dimes revelaron que la nicotina y el monóxido de carbono reducen la cantidad de oxígeno que recibe el feto, lo que explicaría la forma en que estos productos químicos reducen el crecimiento fetal. Desde entonces, March of Dimes advierte a las mujeres embarazadas acerca de éstos y otros riesgos del cigarrillo en sus folletos y material sobre salud pública y continúa haciéndolo. En la actualidad, un becario está intentando determinar qué papel desempeña el cigarillo (y otros factores) en provocar el parto prematuro.

¿Cómo puede la mujer proteger a su bebé de los riesgos asociados con el cigarrillo?

March of Dimes recomienda que las mujeres dejen de fumar antes de quedar embarazadas y que no fumen durante el embarazo ni después de nacido el bebé. Un análisis reciente de 40 estudios demostró que las mujeres embarazadas que participan en programas destinados a dejar de fumar reducen el riesgo de bajo peso al nacer de sus bebés y otras complicaciones del embarazo. El especialista a cargo de la salud de la mujer puede recomendarle al programa para dejar de fumar que le resulte más apropiado, o sugerirle otros medios para que deje el cigarrillo. Dejar de fumar puede reducir ciertos riesgos para la salud del bebé incluso cuando el embarazo está avanzado. Cuanto menos cigarrillos se fumen, menos probabilidades existirán de que el bebé nazca con problemas asociados al cigarrillo. Los estudios sugieren que hay factores que aumentan las probabilidades de que la mujer tenga éxito en sus esfuerzos para dejar el cigarrillo durante el embarazo, tales como intentos anteriores, tener una pareja que no fume, recibir el apoyo de la familia o de otras personas que sean importantes en su vida, o creer en los efectos perjudiciales del cigarrillo.

También es importante no fumar una vez que haya nacido el bebé. Tanto la madre como el padre deben abstenerse de fumar en el hogar y pedirle a las visitas que hagan lo mismo. Los bebés expuestos al humo de cigarrillos sufren más enfermedades respiratorias e infecciones del oído que los demás. Por ejemplo, los bebés cuyas madres fuman tienen un 38 por ciento más de probabilidades que los de no fumadoras de ser internados con una neumonía durante el primer año de vida. Fumar en el hogar durante los primeros años de la vida del niño aumenta el riesgo de que contraigan asma. Naturalmente, fumar también es nocivo para la salud de la madre: las fumadoras tienen mayor riesgo de padecer cáncer del pulmón y otros tipos de cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y enfisema (una afección pulmonar que puede producir incapacidad y, en ocasiones, la muerte). Dejar de fumar mejora la salud de los padres y les permite servir de mejor ejemplo a sus hijos.

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