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La diabetes durante el embarazo

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La diabetes durante el embarazo

Nota 23 Feb 2010

En la actualidad, la mayoría de las mujeres embarazadas que tienen diabetes pueden suponer que tendrán un bebé sano. Los últimos avances en el seguimiento de embarazos con complicaciones de diabetes han reducido enormemente los riesgos propios de este trastorno. Hay muchas cosas que una mujer embarazada que tiene diabetes puede hacer para incrementar sus probabili dades de tener un embarazo y un bebé sin problemas.

La diabetes es un trastorno por el cual el cuerpo no produce suficiente insulina o no utiliza la insulina correctamente. La insulina es una hormona que permite que el azúcar penetre las células y se convierta en energía. Cuando no se trata la diabetes, pueden acumularse niveles elevados de azúcar en la sangre, provocando daños en órganos como los vasos sanguíneos, los ojos y los riñones. Algunos individuos que padecen diabetes necesitan recibir inyecciones de insulina diariamente para impedir estas complicaciones.

Alrededor de una de cada 100 mujeres en edad de tener hijos padece diabetes antes de quedar embarazadas. Este tipo de diabetes se denomina diabetes preexistente. Otro 2 a 5 por ciento de mujeres desarrollan diabetes por primera vez durante el embarazo. Esto es lo que se llama la diabetes de gestación. En ambos casos, es fundamental controlar los niveles de azúcar de la sangre para reducir los riesgos de la madre embarazada y de su feto.

Riesgos del feto

Las mujeres con diabetes preexistente que no han controlado su enfermedad debidamente tienen varias veces más probabilidades que las que no tienen diabetes de tener un hijo con un defecto de nacimiento grave, tal como un defecto cardíaco o uno del tubo neural (un defecto de nacimiento en el cerebro o la médula espinal). También es más probable que el niño nazca sin vida o que se produzca una pérdida natural del embarazo.

A diferencia de las mujeres con diabetes preexistente, por lo general es menos probable que las mujeres con diabetes de gestación tengan un bebé con defectos de nacimiento. Sin embargo, algunos estudios (pero no todos) sugieren que si la diabetes de gestación de una mujer es lo suficientemente grave como para requerir ser tratada con insulina, aumentan las probabilidades de que tenga un niño con defectos de nacimiento, según se explica más arriba. Es posible que algunas de las mujeres estudiadas hayan tenido diabetes antes del embarazo sin saberlo. Como consecuencia, es posible que sus niveles de azúcar en la sangre hayan sido elevados durante las primeras semanas del embarazo, lo cual aumenta las probabilidades de que el bebé tenga defectos de nacimiento.

Cuando la diabetes de gestación no se controla debidamente, el riesgo de que un bebé nazca sin vida también se incrementa ligeramente. Sin embargo, gracias a los avances en los cuidados médicos de mujeres con diabetes de gestación, esto ocurre con poca frecuencia.

Las mujeres que no controlan debidamente su diabetes (bien sea preexistente o de gestación) son más propensas a dar a luz un bebé sumamente grande, de 10 libras (4,5 kg) o más. El término médico que se utiliza para describir este fenómeno es macrosomia. Los bebés de madres diabéticas que no controlan su condición crecen por demás debido a que una porción del azúcar excedente de la sangre de la madre atraviesa la placenta y llega al feto. Cuando esto sucede, el feto comienza a producir insulina adicional, lo cual le ayuda a procesar esta azúcar y almacenarla como grasa. Esta grasa tiende a acumularse en la zona de los hombros y en el tronco, haciendo más difícil que la madre pueda parir su bebé por vía vaginal e incrementando consiguientemente el riesgo de que se produzcan daños durante el parto. Cuando las mujeres con diabetes mantienen conrolado su nivel de azúcar, se reducen las probabilidades de que tengan un bebé macrosómico.

Todos los bebés nacidos de mujeres diabéticas que no controlan debidamente su condición son más proclives a tener dificultades de respiración, niveles bajos de azúcar e ictericia durante sus primeras semanas de vida. Si bien estos problemas pueden ser tratados, es mejor prevenirlos mediante el control del nivel de azúcar en la sangre durante el embarazo.

Complicaciones del embarazo

Gracias a los avances en los cuidados médicos, las probabilidades de que una mujer diabética tenga un embarazo normal y un bebé sano son casi las mismas que las de una mujer no diabética, siempre que mantenga controlado el nivel de azúcar de su sangre desde antes de concebir. Sin embargo, hay ciertas complicaciones del embarazo que ocurren con mayor frecuencia entre mujeres diabéticas que no controlan su condición, especialmente entre aquellas con diabetes preexistente. Entre estas complicaciones se encuentran la pérdida natural del embarazo, la elevada presión arterial, el crecimiento insuficiente del feto, la polihidramnia (el exceso de líquido amniótico, que puede conducir al parto prematuro), el parto prematuro y el nacimiento de un niño sin vida.

Durante el embarazo, el doctor supervisa a la madre regular y cuidadosamente por si se producen estas complicaciones. A veces recomienda la realización de pruebas como el ultrasonido para asegurar que el feto esté creciendo normalmente. Hacia el final del embarazo, el doctor podrá recomendar la realización de una prueba de estrés (llamada en inglés “nonstress test”), un procedimiento sencillo que puede repetirse semanalmente o con mayor frecuencia y por el cual se comprueba electrónicamente el pulso del feto cuando está quieto y cuando se mueve. En la mayoría de los casos, estas pruebas demuestran que el embarazo progresa normalmente. Si bien es más probable que una mujer diabética deba dar a luz mediante una intervención cesárea, la mayoría de ellas alumbra sus hijos naturalmente por la vagina.

Medidas de prevención recomendables antes de concebir para mujeres con diabetes preexistente

Las mujeres con diabetes preexistente deben consultar a sus doctores antes de quedar embarazadas para cerciorarse de que sus niveles de azúcar en la sangre están bajo control. Es importante asegurarse de esto antes de concebir, puesto que los defectos de nacimiento más graves relacionados con la diabetes se originan durante las primeras semanas del embarazo, a menudo antes de que la mujer se dé cuenta de que está embarazada.

Un estudio realizado en 1991 por John L. Kitzmiller, MD y por otros investigadores en la Universidad de California en San Francisco con el apoyo de March of Dimes confirma que el riesgo adicional de que una mujer con diabetes preexistente que necesita ser tratada con insulina dé a luz un bebé con defectos de nacimiento puede reducirse considerablemente mediante un buen control del nivel de azúcar en su sangre desde antes del embarazo. Otros estudios también demuestran que las probabilidades de pérdida natural del embarazo, de nacimiento de un bebé sin vida, de macrosomia y de que se produzcan complicaciones durante las primeras semanas de vida del bebé pueden reducirse mediante el control cuidadoso del nivel de azúcar en la sangre de la madre antes y durante el embarazo.

Las mujeres con diabetes preexistente que toman medicamentos por vía oral para controlar el nivel de azúcar de la sangre deben pasar a la utilización de insulina al intentar quedar embarazadas y durante el embarazo, ya que los medicamentos ingeridos por vía oral suponen un riesgo de que se produzcan defectos de nacimiento.

Prueba de diabetes de gestación

La diabetes de gestación es una de las complicaciones más comunes del embarazo. Por lo general ocurre durante la segunda mitad del embarazo, cuando las hormonas de la madre interfieren con la capacidad del cuerpo de utilizar su propia insulina. La mayoría de las mujeres embarazadas con diabetes de gestación no presentan síntomas, pero algunas experimentan sed, hambre o fatiga excesiva.

Algunas mujeres corren un riesgo mayor de tener diabetes durante la gestación. Entre ellas se encuentran las mujeres de más de 30 años de edad, las que son obesas, las que tienen antecedentes familiares de diabetes y las que han dado a luz un bebé especialmente grande (de más de 9,5 libras o 4,3 kilos) o un bebé sin vida. Según los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention—CDC), la diabetes de gestación ocurre con más frecuencia entre Afro-Americanos, Norteamericanos de origen Hispano//Latino y Americanos nativos de origen indígena que en otros grupos.

Entre las semanas 24 y 28 de embarazo, se somete a las mujeres embarazadas a pruebas para el diagnóstico de la diabetes de gestación. Sin embargo, según la Asociación Americana de Diabetes, no es necesaria la realización de estas pruebas en las mujeres que tienen menos de 25 años de edad y que no presentan otros factores de riesgo de diabetes, puesto que su riesgo de padecer este trastorno es sumamente bajo. Para esta prueba, que generalmente se realiza entre las semanas 24 y 28 del embarazo, es necesario extraer una muestra de sangre de la madre una hora después de ingerir una bebida que contenga 50 gramos (un poco menos de 2 onzas) de glucosa (un tipo de azúcar). Las mujeres con niveles elevados de glucosa deben someterse a una prueba similar pero de mayor duración llamada la prueba de tolerancia a la glucosa, para la cual deben tomarse muestras de sangre una, dos y tres horas después de la ingestión de 100 gramos de glucosa.

Una vez diagnosticada la diabetes de gestación, la mayoría de las mujeres puede controlar sus niveles de azúcar en la sangre mediante la dieta, pero entre el 10 y el 15 por ciento de ellas necesita recibir inyecciones de insulina. Su nivel de azúcar en la sangre debe volver a normalizarse después del parto. Sin embargo, las mujeres con diabetes de gestación son más proclives a tener diabetes en el futuro y a desarrollar diabetes de gestación en un embarazo posterior.

La dieta

Toda mujer diabética que queda embarazada debe seguir una dieta especial preparada especialmente para ella. La mayoría de las mujeres con diabetes de gestación debe visitar a un dietista para que le ayude a planificar su dieta. Las mujeres con diabetes preexistente deben seguir una dieta especial desde antes del embarazo; sin embargo, también es recomendable que visite a un especialista en nutrición puesto que quizás sea necesario modificar su dieta a medida que progrese su embarazo.

La cantidad de calorías que una mujer diabética embarazada puede ingerir y la proporción de comidas de los diversos grupos alimenticios (grasas, carbo hidratos, proteínas, productos lácteos, frutas y vegetales) dependerán de muchos factores como su peso, la edad de gestación y la tasa de crecimiento de su bebé. Su doctor y su dietista tomarán en cuenta todos estos factores, como también sus comidas preferidas, al preparar su dieta individual.

En términos muy generales, una mujer diabética (diabetes de gestación o diabetes preexistente) de peso normal debe consumir entre 2.200 y 2.500 calorías por día. En el caso de mujeres con diabetes de gestación, estas calorías se distribuirán en tres comidas principales y un “snack” antes de dormir. Por lo general se reco mienda que aquellas mujeres con diabetes preexistente que necesitan insulina consuman uno o dos “snacks” adicionales. Probablemente el dietista recomiende una dieta con pocas grasas (del 20 al 25 por ciento del total de calorías) y muchos carbohidratos complejos como el pan, los cereales, las pastas y el arroz (del 50 al 55 por ciento de las calorías) y mucha fibra (frutas y vegetales). El 10 ó 20 por ciento restante de las calorías deberá provenir de proteínas, como las de la carne roja, el pescado, el pollo y las legumbres.

Ejercicio

El ejercicio puede ayudar a controlar la diabetes al incentivar al cuerpo a utilizar la insulina de manera más eficaz. Sin embargo, las mujeres diabéticas embarazadas siempre deben preguntar a sus médicos si pueden comenzar o continuar con un programa de ejercicios. Las mujeres embarazadas que no controlan bien su diabetes o algunas otras complicaciones como la alta presión arterial o el daño de sus vasos sanguíneos (causado por diabetes preexistente) sólo deben realizar ejercicios cuando así lo recomiende su médico.

Insulina

Muchas mujeres con diabetes preexistente necesitan recibir inyecciones de insulina para mantener el nivel de azúcar de la sangre bajo control. La cantidad de insulina que necesitan estas mujeres va cambiando según progresa el embarazo; por lo general su necesidad de insulina se incrementa a partir de la semana 20 a 24, estabilizándose alrededor de la semana 36.

La mayoría de las mujeres embarazadas que tienen diabetes de gestación no necesitan insulina. Sin embargo, si el nivel de azúcar en su sangre no se estabiliza en aproximadamente dos semanas al seguir una dieta especial, a veces es necesario administrarles una o más inyecciones de insulina por día durante el resto del embarazo.

Control de glucosa y de la orina en casa

Las mujeres embarazadas que necesitan recibir insulina deben controlar el nivel de azúcar de su sangre varias veces al día como lo recomiendan sus médicos. Los medidores de glucosa de la sangre y las tiras de color utilizadas con dispositivos que se aplican en los dedos han facilitado muchísimo la tarea de los diabéticos de controlar el nivel de azúcar de su sangre y de modificar su dosis de insulina ligeramente según sea necesario entre sus visitas al doctor.

El doctor también puede recomendar la realización de una prueba de orina en casa para medir los niveles de acetonas, ácidos débiles que se producen cuando la diabetes no se controla debidamente, obligando al cuerpo a quemar sus grasas en lugar del azúcar para obtener energía. La presencia de una cantidad de moderada a grande de acetonas en la orina puede indicar la presencia de quetoacidosis, una complicación grave que puede conducir a la muerte del feto si no se trata a tiempo.

Apoyo psicológico

Si bien se ha conseguido reducir en gran medida los riesgos propios del embarazo de mujeres diabéticas, estas madres deben confrontar algunos otros problemas. Deben visitar a sus doctores con mayor frecuencia que la mayoría de las embarazadas que no tienen diabetes, seguir una dieta preparada cuidadosamente y, en algunos casos, controlar el nivel de azúcar en su sangre varias veces por día. Si bien el seguimiento de estos pasos sirve para incrementar las probabilidades de que el futuro bebé sea sano, también pueden conducir al estrés de la madre. Muchas mujeres diabéticas embarazadas pueden beneficiarse al establecer contacto con un grupo de apoyo o con otras parejas que tienen sus mismos problemas, o al conocer a otras mujeres diabéticas que han tenido niños sanos. Un doctor, un dietista o la oficina local de la American Diabetes Association pueden proporcionar referencias útiles para establecer este tipo de contactos.

maynor

diabetis en el embarazo

Nota 05 Jul 2010

maynor una mujer con diabetis puede dar a lus un bebe y que no aparezc con diabetis

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