El envejecimiento normal y su cambio

Por Juana Silva Opazo, Juan Jerez Navarrete y Ricardo Hidalgo Molina

ANTECEDENTES
En nuestro país, cada vez con más frecuencia, los medios de comunicación y los personajes públicos comentan que la población está envejeciendo.
Que un país envejezca significa que, dentro de las personas que constituyen el total de habitantes, se incrementa la proporción de Adultos Mayores (AM).

En una de las reuniones más importantes efectuadas con relación al tema del envejecimiento, la Asamblea Mundial del Envejecimiento, realizada en Viena (Austria) el año 1985, se acordó que la edad a partir de la cual se considera a las poblaciones o a las personas como ancianos o, como son denominados en nuestro país, Adultos Mayores, es a contar de los 60 años de edad. Chile tiene en la actualidad un 10% de su población de 60 años o más, siendo catalogado, de acuerdo a ésto, como un país en transición, es decir, ni joven ni viejo, con una esperanza de vida al nacer de 75 años, proyectándose para el año 2025 que este grupo de habitantes será un 18% de nuestra población, catalogado para entonces como un país francamente envejecido.

El envejecimiento es un proceso caracterizado por una serie de fenómenos o hechos que van ocurriendo en forma contínua a través del tiempo en todos los seres vivos, siendo parte normal del ciclo vital o de la vida y no una enfermedad. Este proceso comienza ya en nuestra vida uterina y nos acompaña hasta el momento de nuestra muerte, empieza a hacerse evidente en la década de los 40 y se hace más notorio entre los 70 y 75 años de edad.

La característica principal del proceso del envejecimiento está dada por el requerimiento de un mayor tiempo para adaptarse a un cambio biológico, psicológico o social, consiste en una serie de cambios biológicos, o sea, del cuerpo y sus órganos o sistemas, como el aparato respiratorio, otros psicológicos, como la memoria y las respuestas emocionales, unas más sociales, como la condición del paso de trabajador activo a jubilado o de mamá a abuela.
Es extraordinariamente dinámico, cambiante y diferente de una especie a otra. Por ejemplo, si comparamos el envejecimiento de las plantas con el envejecimiento de los animales y con el propio ser humano, observamos que cada uno tiene tiempos y formas diferentes. Además, es variable de una persona a otra, aún teniendo la misma edad, e incluso en una misma persona es distinto de un órgano a otro.

Con el envejecimiento se producen en las personas, en forma normal, hechos o cambios comunes para todos los órganos o sistemas, los que van a significar modificaciones en las funciones de ellos. Estos cambios son:

- disminución del número de células que realizan el trabajo propiamente tal, disminución que en edades sobre los 80 años puede ser hasta en un 35%, con aumento del número de células o tejido de relleno.
- disminución de la cantidad de agua disponible en el organismo, especialmente a nivel intracelular, lo que puede ser de hasta un 40%.

Los dos cambios anteriores, disminución del número de células y disminución de la cantidad de agua intracelular, producen una disminución del tamaño y también de la capacidad de los diferentes órganos o sistemas, es decir, si un órgano cualquiera era capaz de funcionar a un total máximo de 100, esta capacidad se podrá reducir en forma normal a un total máximo de 60. Expresado de otra manera, la capacidad de funcionamiento total máximo de los diferentes órganos con el envejecimiento puede reducirse en forma normal hasta en un 40%, por ejemplo, sobre los 80 años.