Alcoholismo: qué es y cuáles son sus factores de riesgo

El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva, un trastorno primario en sí mismo y no un síntoma de otras enfermedades o problemas emocionales como suele creerse erróneamente.

El alcoholismo se caracteriza por:

· Deseo insaciable: el deseo o necesidad fuerte y compulsiva de beber alcohol.
· Pérdida de control: la inhabilidad frecuente de parar de beber alcohol una vez la persona ha comenzado.
· Dependencia física: la ocurrencia de síntomas después de la abstinencia, como vómitos, sudor, temblores, y ansiedad cuando se deja de beber después de un período de consumo de alcohol en grandes cantidades. Estos síntomas son usualmente aliviados cuando se vuelve a beber alcohol o se toma alguna droga sedante.
· Tolerancia: cada vez se necesita consumir mayores cantidades de alcohol a fin de obtener los mismos efectos que en las primeras etapas.

En el desarrollo de la enfermedad participan diversos aspectos: genéticos, psicológicos, socioculturales y físicos.

El alcohol - como sustancia química - afecta a casi todas las células del cuerpo, incluyendo las neuronas, células fundamentales del sistema nervioso central. Allí, el alcohol interactúa con centros responsables del placer y otras sensaciones. Con el tiempo, y a medida que la bebida se vuelve un hábito, la persona se va adaptando a los cambios producidos por el alcohol y se vuelve dependiente a ellos física, psíquica y socialmente.

Factores de riesgo

· Edad: las personas con antecedentes familiares de alcoholismo tienen una mayor probabilidad de empezar a tomar antes de los 20 años y de convertirse en alcohólicos. Sin embargo, cualquier persona que empieza a tomar en la adolescencia corre un riesgo mayor. Por otra parte, aunque el alcoholismo se desarrolla por lo general durante los primeros años de la etapa adulta, los ancianos no están exentos de caer en la dependencia. La depresión y la ansiedad pueden tener un peso importante en el desarrollo del alcoholismo en las personas mayores que a menudo están sujetas a cambios de vida no deseados, como la jubilación, la pérdida de un cónyuge o amigo y problemas médicos.

· Sexo: la mayoría de las personas alcohólicas son hombres. No obstante, la incidencia de alcoholismo entre las mujeres ha aumentado considerablemente en los últimos 30 años. En general, las mujeres jóvenes con problemas de alcohol tienden a seguir los patrones de bebida de alcohol de sus padres. También se sabe que la tendencia a tomar aumenta seriamente durante el período premenstrual. Las mujeres suelen caer en el alcoholismo a mayor edad que los hombres. Sin embargo, los problemas médicos que desarrollan ocurren casi a la misma edad que los hombres, lo cual sugiere que las mujeres son más susceptibles a la toxicidad física del alcohol.

· Factores familiares y hereditarios: se calcula que el riesgo de alcoholismo entre los hijos de padres alcohólicos es un 25% mayor si se lo compara con el riesgo que corren los hijos cuyos padres no tienen la enfermedad. Por otra parte, los factores genéticos también aumentan la predisposición a sufrir la enfermedad en ambos sexos por igual. Diversos estudios han identificado al gen denominado DRD2 (relacionado con la actividad del neurotransmisor cerebral "dopamina") como uno de los principales componentes genéticos involucrados.

· Rasgos de la personalidad y los trastornos emocionales: el alcoholismo está íntimamente ligado a las personalidades impulsivas, excitables y que buscan nuevas experiencias constantemente. Estos patrones de conducta suelen establecerse temprano en la vida, si es que no son heredados. Las personas con hiperactividad y déficit de atención corren un riesgo mayor de caer en el alcoholismo, así como aquéllas severamente deprimidas o ansiosas, que también presentan un riesgo mayor de desarrollar alcoholismo, tabaquismo y otras formas de adicción.

· Factores socioeconómicos: aunque el alcoholismo suele golpear más duramente a los desempleados y a personas con bajos niveles educativos y sociales, también representa un serio problema entre personas que pertenecen a estratos sociales más altos.

El alcoholismo es una enfermedad que se caracteriza por los problemas recurrentes asociados al hecho de tomar alcohol. Esos problemas estan vinculados a diferentes areas, como familiares, legales, financieras, medicas y laborales. De hecho, podrias definirlo como la perdida del control de tu vida. Es por eso que la asociacion internacional Alcoholicos Anonimos definio en 1935 como alcoholico a “toda persona vencida por el alcohol y cuya vida comienza a ser incontrolable”.

Efectos del alcohol

Efectos Físicos:

El alcohol no está expuesto a ningún proceso de digestión por lo que en su mayoría pasa primero al intestino delgado para después ser absorbido por el torrente sanguíneo. Sólo una pequeña parte llega directamente a la sangre a través de las paredes estomacales. En la sangre el alcohol es metabolizado (descompuesto para ser eliminado o aprovechado por el organismo) mediante el proceso de oxidación.

Es decir, se fusiona con el oxígeno y se descompone de modo que sus elementos básicos abandonan el cuerpo de forma de bióxido de carbono y agua. El primer lugar de oxidación es el hígado, el cual descompone aproximadamente el 50% del alcohol ingerido en una hora. El resto permanece en el torrente sanguíneo hasta ser eliminado lentamente.


Efectos Psicológicos:

El alcohol afecta en primer lugar al Sistema Nervioso Central y su ingerencia excesiva y prolongada puede provocar daño cerebral. Popularmente se cree que el alcohol incrementa la excitación, pero en realidad deprime muchos centros cerebrales.

La sensación de excitación se debe precisamente a que al deprimirse algunos centros cerebrales se reducen las tensiones y las inhibiciones y la persona experimenta sensaciones expandidas de sociabilidad o euforia. Por eso se dice, que el alcohol "anestesia la censura interna". Sin embargo, si la concentración de alcohol excede ciertos niveles en la sangre interfiere con los procesos mentales superiores de modo que la percepción visual es distorsionada, la coordinación motora, el balance, el lenguaje y la visión sufren también fuertes deterioros.

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