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Riesgos relacionados con la alimentación durante el embarazo

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Registrado: 23 Feb 2010

Riesgos relacionados con la alimentación durante el embarazo

Nota 23 Feb 2010

Al alimentarse bien, la mujer embarazada contribuye a que su bebé reciba todos los nutrientes necesarios para su sano desarrollo. Una dieta sana y bien equilibrada incluye: alimentos con proteínas (carne, aves, pescado, legumbres), granos (cereales procesados, pan, fideos, arroz), productos lácteos (leche, queso), frutas y verduras.

La mayoría de estos alimentos son seguros y deben formar parte de una dieta sana durante el embarazo. No obstante, algunos alimentos, incluyendo ciertos tipos de pescado, algunos quesos blandos y carnes preparadas, pueden representar un riesgo durante el embarazo. Las mujeres embarazadas deben estar conscientes de estos riesgos para poder elegir los alimentos más sanos para su nutrición y la de su bebé.

¿Qué pescados representan un riesgo si se consumen durante el embarazo?

La mayoría de los pescados que se venden en el comercio y restaurantes puede consumirse sin riesgos durante el embarazo. El pescado proporciona muchas proteínas y vitaminas y es bajo en grasas. Por estas razones, casi todos los tipos de pescado son buenas opciones para una dieta sana.

No obstante, algunos pueden estar contaminados con altos niveles de mercurio o contaminantes industriales, como bifenilos policlorados (PCBs), que pueden resultar nocivos durante el embarazo. El Food and Drug Administration recomienda a las mujeres embarazadas o a las mujeres que pueden estar embarazadas no comer pez espada ni tiburón más de una vez por mes, ya que pueden contener altos niveles de mercurio.

El mercurio es un metal que se está presente naturalmente en el medio ambiente. El mercurio de fuentes naturales y artificiales (como el proveniente del carbón al quemarse o de la contaminación industrial) se convierte en una forma más peligrosa (metilmercurio), que se acumula en los tejidos adiposos de los peces. Si bien muchos tipos de pescados contienen cantidades despreciables de mercurio, éste se concentra más en los grandes peces predadores como el pez espada y el tiburón. Cuando una mujer embarazada consume grandes cantidades de mercurio, su bebé puede sufrir daño cerebral capaz de generar retrasos en su desarrollo (por ejemplo, en aprender a caminar o a hablar).

En casos más severos, puede producirse parálisis cerebral, ataques repentinos y retraso mental. Estos efectos se observaron en los años 50 y 60 en dos ciudades japonesas donde los peces estaban sumamente contaminados por los desechos industriales de mercurio y constituían un componente importante de la dieta local.

No obstante, se sabe menos de los niveles inferiores de exposición al mercurio. Algunos estudios, incluyendo uno realizado en 1996 por la Universidad de Rochester en la República de Seychelles, descubrieron que no se había producido ningún daño en los niños pequeños de madres que comían frecuentemente pescado contaminado con mercurio durante el embarazo. Pero un estudio realizado en 1997 en Dinamarca con niños de las Islas Faroe que habían sufrido exposición al mercurio en forma prenatal detectó leves anormalidades en su habilidad para hablar, en su atención y en su memoria.

Debido a que el cerebro del feto es sumamente susceptible al daño que puede producir el mercurio, algunos expertos recomiendan enérgicamente a las mujeres embarazadas evitarlo lo más posible. Por ejemplo, el Environmental Working Group recomienda a las mujeres embarazadas abstenerse completamente del atún, ya que sostiene que incluso el contenido de media lata de atún entero por día puede ser riesgoso. El FDA, en cambio, opina que la cantidad mínima de mercurio existente en una lata de atún no representa ningún riesgo.

Otros tipos de peces que pueden estar contaminados con mercurio y PCBs incluyen el pomátomo y la escorpina, y los peces de agua dulce (como el salmón, el lucio, la trucha y el sollo norteamericano) de lagos y ríos contaminados. Un estudio extenso de mujeres que consumían pescado contaminado con PCB del Lago Michigan durante el embarazo demostró un retraso en el crecimiento antes y después del nacimiento, y déficits en la memoria a corto plazo en los bebés en los primeros dos años de vida y hasta los 4 años. El estudio demostró que, a los 11 años, los niños expuestos tenían deficientes leves de atención, memoria y cociente intelectual, comparado con los hijos de madres que no habían comido pescado contaminado. Los niños con mayor exposición tenían un cociente intelectual promedio 6 veces inferior al de los niños no expuestos, y su lectocomprensión estaba atrasada al menos en un año respecto a la de sus pares.

Las mujeres embarazadas o que pueden quedar embarazadas no deben consumir peces capturados en las aguas locales sin verificar con el departamento de salud local o la Environmental Protection Agency cuáles de ellos pueden comerse sin riesgos. Para ayudar a determinar qué niveles de PCBs y mercurio representan un riesgo en el embarazo, un investigador subvencionado por March of Dimes de Laval University, Canadá, está estudiando el desarrollo intelectual y motor en los hijos pequeños de indios americanos (inuit) cuyas madres comían pescado contaminado con mercurio y PCBs en forma periódica durante su embarazo.

Las mujeres embarazadas también deben evitar el pescado crudo, especialmente los moluscos (ostras, almejas), que pueden estar contaminados con aguas servidas y contener microorganismos nocivos capaces de producir enfermedades gastrointestinales severas. Todo pescado debe cocinarse bien para matar cualquier bacteria o parásito causantes de enfermedades.

¿Qué riesgos representan los quesos blandos y las carnes preparadas?

Algunos quesos blandos y carnes preparadas se han asociado con una forma de intoxicación llamada listeriosis. La listeriosis es causada por una bacteria (Listeria monocytogenes), y resulta particularmente peligrosa para las mujeres embarazadas. Cuando una mujer embarazada contrae listeriosis, puede sufrir un aborto espontáneo o un nacimiento sin vida, o su bebé puede contraer una enfermedad grave y morir.

Otros alimentos que pueden estar contaminados con Listeria incluyen la leche no pasteurizada (y los productos derivados) y las carnes, aves o pescado crudos o mal cocidos. La mayoría de las personas no se enferma cuando come alimentos contaminados con Listeria. No obstante, las mujeres embarazadas tienen 20 veces más probabilidades de contraer listeriosis que otros adultos sanos, y de enfermarse gravemente a causa de ella. A menudo la listeriosis comienza con una enfermedad similar a la gripe con fiebre, dolor muscular y escalofríos y, a veces, náuseas o diarrea. No obstante, puede avanzar y convertirse en una meningitis mortal (la infección de las membranas que cubren el cerebro, con síntomas que incluyen dolores de cabeza fuertes y rigidez del cuello) o infecciones en la sangre. Se recomienda a las mujeres embarazadas ponerse en contacto con su médico si desarrollan cualquiera de estos síntomas. Un análisis de sangre puede demostrar si ha contraído listeriosis. En caso afirmativo, puede tratarse con antibióticos que suelen prevenir las infecciones en el feto que llevan a un aborto espontáneo o a un nacimiento sin vida.

Recientemente, se produjo un brote epidémico de listeriosis en los EE.UU. a causa de salchichas y alimentos preparados contaminados. El resultado trágico de este brote fue al menos seis abortos espontáneos y nacimientos sin vida. Desde entonces, el epartamento de Agricultura de los EE.UU. ha ordenado a las compañías de procesamiento de carnes insti-tuir nuevas prácticas de seguridad para ayudar a prevenir la contaminación de los alimentos con esta bacteria.

No obstante, se recomienda a las mujeres embarazadas tomar las medidas necesarias para protegerse a sí mismas y a sus bebés de la listeriosis. A continuación, ofrecemos algunos consejos útiles de los Centros de prevención y control de enfermedades del gobierno (CDC: Centers for Disease Control and Prevention):

• Cocinar bien todas las carnes, aves y mariscos.
• Lavar las verduras crudas antes de cocinarlas.
• Evitar la leche y los alimentos derivados no pasteurizados.
• Evitar los quesos blandos (por ejemplo, feta, Brie, Camembert, roquefort y quesos mexicanos). Los quesos duros, los quesos procesados, los quesos crema y el requesón son seguros.
• Cocinar las sobras de alimentos o los alimentos preparados (como salchichas) hasta que estén bien calientes (las salchichas deben cocinarse a una temperatura interna de 165°F).
• Si bien el riesgo asociado con los alimentos preparados es bajo, se recomienda a las mujeres embarazadas evitar estos alimentos o recalentar bien los fiambres.

¿Es aconsejable que las mujeres embarazadas coman hígado?

El consumo de hígado durante el embarazo no es absolutamente seguro. El hígado es una buena fuente de proteína y es rico en ciertas vitaminas y minerales fundamentales durante el embarazo, como el ácido fólico del complejo de vitaminas B (ayuda a evitar ciertos defectos de nacimiento), el hierro (ayuda a prevenir la anemia) y la vitamina A (para el crecimiento y desarrollo normal del feto). No obstante, en el caso de la vitamina A, el hígado puede contener demasiada.

Un estudio realizado en 1995 demostró que las mujeres que tomaban más de 10.000 UI (unidades internacionales) de vitamina A a diario (dos veces el valor diario de la vitamina recomendado por el Food and Drug Administra-tion) durante los dos primeros meses del embarazo tenían más del doble de riesgo de tener un bebé con defectos de nacimiento como labio leporino o paladar hendido, hidrocéfalo (agua en el cerebro) o defectos cardíacos. Otros estudios han sugerido que es posible que las dosis inferiores a las 25.000 UI no causen defectos de nacimiento, aunque se desconoce cuál es la dosis más baja que puede causarlos.

El organismo es capaz de fabricar su propia vitamina A, cuando es necesario, a partir de precursores de la vitamina A como el betacaroteno, presente en verduras amarillas y verdes. Esta forma de la vitamina es completamente segura y saludable durante el embarazo. No obstante, gran parte de la vitamina A que consumimos es la vitamina preformada que, en cantidades excesivas, puede provocar defectos de nacimiento. La vitamina A preformada se encuentra en suplementos vitamínicos y en algunos alimentos como carnes, uevos, productos lácteos y cereales fortificados para el desayuno .

El hígado es el único alimento que proporciona cantidades muy altas de vitamina A. La cantidad de vitamina A que contiene depende del tipo de hígado. Según el Departamento de Agricultura de los EE.UU., una porción de 3 onzas (90 g) de hígado de carne vacuna puede contener 35.000 UI, el hígado de pollo 16.000 UI, el hígado de cerdo 18.000 UI, y el paté d e pollo 724 UI. Las mujeres embarazadas que comen hígado en forma periódica pueden con-sumir suficiente vitamina A como para representar un riesgo al bebé.

Aunque no se ha demostrado que comer hígado produce defectos de nacimiento, se recomienda a las mujeres embarazadas reducir su consumo. Las mujeres embarazadas deben asegurarse de que su suplemento multivitamí-nico o prenatal no supere el valor diario—5.000 UI—de vitamina A preformada y evitar tomar suplementos de vitamina A que excedan esta cantidad. March of Dimes recomienda a todas las mujeres en edad de concebir que tomen una multivitamina todos los días y que coman una dieta sana para asegurarse de que su organismo reciba la cantidad diaria recomendada de 400 microgramos de ácido fólico para prevenir los defectos de nacimiento y del cerebro y la médula espinal. Es difícil consumir suficiente ácido fólico a través de la dieta solamente, y se recomienda a las mujeres embarazadas no intentar cubrir sus requerimientos comiendo mucho hígado.

¿Es seguro comer carne poco cocida durante el embarazo?

No. Comer carne, aves o pescado crudos o poco cocidos aumenta el riesgo de una serie de enfermedades relacionadas con los alimentos como la listeriosis (ver más arriba), salmonelosis (causada por una bacteria llamada Salmonella) y toxoplasmosis (una infección parasítica). Para ayudar a prevenir estas enfermedades, se recomienda a las mujeres embarazadas asegurarse de que la carne, aves y pescado que consumen estén bien cocidos.

La Salmonella puede provocar síntomas muy desagradables (diarrea, fiebre, calambres abdominales), que suelen ser particularmente severos en el caso de mujeres embarazadas. Algunas veces, las mujeres embarazadas infectadas pueden trasmitir la infección a su bebé recién nacido, quien puede contraer diarrea, fiebre y, con menor frecuencia, meningitis. También se recomienda a las mujeres embarazadas evitar otras causas comunes de Salmonella como la leche y los productos lácteos no pasteurizados, los huevos crudos o poco cocidos y brotes de alfalfa.

A menudo, la toxoplasmosis no provoca sín-tomas o sólo provoca síntomas leves similares a los de la gripe. No obstante, si es contraída por mujeres embarazadas, existe un 40 por ciento de probabilidades de que la transmita al feto. Algunos bebés infectados desarrollan pérdidas de la visión y auditiva, retraso mental, ataques repentinos y otros problemas. Cuando se diagnostica la toxoplasmosis durante el embarazo, a menudo se aplica un tratamiento con antibióticos para reducir la gravedad de los síntomas en el recién nacido.

Otra causa común de toxoplasmosis es el contacto con materia fecal del gato. Se recomienda a las mujeres embarazadas pedir a otra persona que se encargue de limpiar la caja donde ensucia el gato.

Además de evitar ciertos alimentos que pueden representar un riesgo durante el embarazo, las mujeres embarazadas deben tener mucho cuidado al manipular y preparar los alimentos. Se recomienda lavarse las manos en todos los casos, así como las tablas de cortar, otras superficies donde se prepara la comida y los utensilios, con agua y detergente después de que entran en contacto con la carne, aves o pescado crudos. Estos alimentos siempre deben mantenerse separados de los alimentos cocidos o ya preparados. En todos los casos lave las verduras y las frutas antes de consumirlas, y refrigere los alimentos cocidos no consumidos a la brevedad.
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